Diversos ritmos venidos, principalmente, de la cultura norteamericana se han apoderado poco a poco del mercado musical colombiano y mundial. Y para el caso de nuestro país, le han imprimido a los ritmos autóctonos diversas variaciones que han fragmentado la esencia rítmica, melódica y se han cambiado los acompañamientos instrumentales por otros no pertenecientes a la raíz cultural, creada inicialmente. Una cultura que no nos pertenece y que se tomó la escena musical, comercial. Esta penetración cultural se ha impuesto y ha logrado opacar nuestra música, alterarla y corromper nuestra identidad armónica, rítmica y melodiosa.
El olvido de la música colombiana, en nuestra cotidianidad pareciera verse, de pronto, resucitado en las fechas emblemáticas para el país, celebraciones en los colegios, en las ferias, fiestas o carnavales. Festejos que recuerdan nuestra verdadera identidad como colombianos. Pero, en este punto debemos recapacitar acerca de la caja de recuerdos que permanece sellada en la vida diaria. Una caja musical que debemos empezar a abrir para escuchar y disfrutar de las maravillas que ofrece la variedad de ritmos, la alusión a la vida, naturaleza y añoranzas de un pueblo que no se cansa de luchar día tras día. La identidad de la patria de amarillo, azul y rojo; la fauna y flora de cada uno de los rincones, descritos con gran detalle en cada estrofa; el reclamo de un campesino, que sin más remedio, retrata su melancolía por tantos años de yugo; y el sentimiento colectivo que invita a bailar, disfrutar y sonreír, a pesar de las dificultades que se atraviesan en el camino.Recuperando todo lo anteriormente descrito, nos preguntamos: ¿Por qué siendo tan rica nuestra música, no domina un mayor porcentaje en preferencia diariamente? Sería muy apresurado dar una respuesta acertada el cien por ciento, pero queda claro que no hace parte de la música comercial, precisamente, gracias a la penetración cultural de la que hablábamos anteriormente. Y ello, en parte a la difusión propagandística y de entretenimiento de los medios de comunicación. Una masificación de la cultura, en este caso: musical. Quizá la imagen o prototipo de lo más destacado no la han moldeado (medios de comunicación) y han hecho que creamos, que la música que sí nos pertenece no hace parte de la moda, de lo in, de los número uno.
En conclusión, vale la pena empezar a recuperar nuestra música y nuestras raíces. No dejemos pasar la oportunidad de revivir el pasado, para encontrar en él la razón de nuestro existir y la causa de lo que somos. Los ritmos, melodías y armonías de nuestra casa, ubicada en la esquina de Latinoamérica. La música colombiana es bellísima, disfrutemos todos los días de ella y así le imprimiremos un mayor sentido a nuestra vida, pues letras tan dicientes como las de ella pocas en el mundo hay. Letras que reviven la naturaleza y la esencia de nuestra identidad a flor de piel. Ritmos que recogen la mezcla entre el oriundo indígena, el esclavo africano y el dominio español, una mezcla que da cuenta de un pasado colonial, pero que da resultados tan sin iguales como la identidad musical colombiana.
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